8.12.05

Algo así como una explicación


Aislados por una catástrofe natural un grupo de personas se encierra en una cancha de básquet esperando que el horror se mitigue. Matan el tiempo: cuentan historias: una de las historias que se desgrana – a la manera de un moderno decamerón – es la de R&J – todos la conocen. Se entusiasman con la idea. La narran, la actúan: la viven, la biografían. Otra vez la orilla entre ficción (R&J en este caso) y la realidad (la cancha de básquet, realidad material del escenario, además). La historia se cuela en la realidad. El suicidio de los amantes despierta la voluntad oscura de llevar adelante este acto de manera individual y masiva: el peligro es enorme del otro lado de la cancha de básquet: la solución parece ser la muerte voluntaria: la historia de la muerte de los dos enamorados, el empedernido suicidio, la búsqueda de la salida de aquella realidad despierta en el grupo el deseo colectivo de la muerte. Pero la muerte por mano propia. El grupo – a medida que la historia de R&J avanza – va dictando su voluntad suicida. Así – entonces – R&J deviene la realidad material de aquella otra realidad material que parecía no contenerla: el espacio de presentación (la cancha) deviene espacio de representación (Verona o Mantua) y viceversa. La ficción construye la realidad o la realidad construye la ficción; o mejor aún: no existe borde entre ambas: sólo la voluntad de nombrar esto o aquello de manera tranquilizadora para no abismarse en los límites de lo impreciso.

Alejandro Tantanian

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