29.10.05

Luzerner Theater

El escenario

Así de simple


La historia se desarrolla en Verona, en donde viven dos familias que son rivales, los Montesco y los Capuleto. Romeo, único heredero de los Montesco, entra sin ser invitado al baile de mascara de los Capuleto, en el que conoce a Julieta, hija única de los Capuleto; ambos se enamoran a primera vista. Sabiendo que sus padres jamás permitirán su unión, se casan en secreto, con ayuda de Fray Lorenzo. El mismo día de la ceremonia, Teobaldo insulta a Romeo, a pesar de ello este último rehusa batirse. Pero Mercutio, el mejor amigo del joven Montesco, entabla duelo a muerte con Teobaldo. Romeo trata de separarlos y Teobaldo aprovecha para herir mortalmente a Mercutio. Romeo, entonces reta a Teobaldo y venga a su amigo matando a su adversario. El Príncipe de Verona, indignado por los sucesos, condena a Romeo al destierro o a la muerte. Romeo se encuentra desesperado, porque estará separado de Julieta, pero Fray Lorenzo le aconseja escape a Mantua, hasta que pueda ser publicado su matrimonio con Julieta y se reúna con ella. Romeo huye a Mantua después de una última entrevista con Julieta. El Conde Paris, pariente del príncipe, pide la mano de Julieta y le es concedida. Julieta se niega y pide auxilio a Fray Lorenzo, quien le aconseja que acepte la boda y le entrega un pequeño frasco con un elixir que la sumirá en estado cataléptico, parecido a la muerte. Le indica tomarlo la noche anterior a la boda y se compromete a estar con ella cuando despierte en la cripta de su familia, acompañado de Romeo, después ambos jóvenes escaparían. Fray Lorenzo envía un mensajero a Romeo (Fray Juan) para que venga por Julieta en el momento de despertar. Sin embargo, el mensajero no encuentra a Romeo, ya que este avisado por su criado (Baltasar) de que Julieta ha muerto, sale inmediatamente hacia Verona. Romeo llega a la cripta de los Capuleto encontrándose con Paris, que iba a depositar flores a su futura esposa. El Conde se indigna al ver a Romeo, ambos se baten, resultado vencedor el joven. Romeo se acerca a Julieta, la besa por última vez y toma veneno, falleciendo a los pies de su amada. En ese momento llega Fray Lorenzo, quien se atemoriza al ver los cuerpos de Paris y Romeo. Julieta despierta y el fraile trata de convencerla para que huya con él, pero la joven se niega al ver a su esposo muerto. Fray Lorenzo se va y Julieta se acerca a Romeo, lo besa y se hiere con el puñal de su esposo, muriendo abrazando a su amado. Los guardias aprenden a Fray Lorenzo y a Baltasar. Fray Lorenzo revela la verdad ante el Príncipe de Verona, los Montesco y los Capuleto. Con la muerte de Romeo y Julieta, se sella la paz entre las dos familias rivales.

Suicidios






Filo / Sylvia Plath


The woman is perfected
Her dead

Body wears the smile of accomplishment,
The illusion of a Greek necessity

Flows in the scrolls of her toga,
Her bare

Feet seem to be saying:
We have come so far, it is over.

Each dead child coiled, a white serpent,
One at each little

Pitcher of milk, now empty
She has folded

Them back into her body as petals
Of a rose close when the garden

Stiffens and odors bleed
From the sweet, deep throats of the night flower.

The moon has nothing to be sad about,
Staring from her hood of bone.

She is used to this sort of thing.
Her blacks crackle and drag.

....

La mujer alcanzó la perfección.

Su cuerpo

muerto muestra la sonrisa de realización;

la apariencia de una necesidad griega

fluye por los pergaminos de su toga;

sus pies

desnudos parecen decir:

hasta aquí hemos llegado, se acabó.

Los niños muertos, ovillados, blancas serpientes,

uno a cada pequeña

jarra de leche ahora vacía.

Ella los ha plegado

de nuevo hacia su cuerpo; así los pétalos

de una rosa cerrada, cuando el jardín

se envara y los olores sangran

de las dulces gargantas profundas de la flor de la noche.

La luna no tiene por qué entristecerse,

mirando con fijeza desde su capucha de hueso.

Está acostumbrada a este tipo de cosas.

Sus negros crepitan y se arrastran.

A la vida

No te llevarás el rojo de mi mejilla
Poderoso como el desborde de un río.
Eres cazador, pero no me rendiré.
Tú eres la persecución, pero yo soy la fuga.

¡No cogerás viva a mi alma!
En plena persecución, en plena carrera desbocada,
El caballo árabe arquea el pescuezo
Y se corta la vena con los dientes.

Marina Tsvietaieva

El poeta / Marina Tsvietaieva

El poeta trae de lejos la palabra.
Al poeta lo lleva lejos la palabra.

Entre sí y no, por baches indirectos
de parábolas, signos, planetas,
hasta lanzándose desde el campanario
agarra un garfio, pues el camino del cometa

es el camino del poeta. Casuales eslabones
ése es su enlace. Mirar las estrellas
de nada sirve! en el calendario
no se pronostican los eclipses del poeta

él es el que desordena los naipes,
falsea el peso y las cuentas,
el preguntón en el pupitre,
el que a Kant para el arrastre deja.

El que en el pétreo foso de la bastillq
es como un árbol que crece en su belleza...
aquél de huellas siempre desaparecidas,
él que es el tren al que cualquiera
llega tarde,
su camino es el de los cometas.

El camino del poeta arde pero no calienta,
arranca pero no cría, estalla y se quiebra
Tu camino es el de enredadas cabelleras
no pronosticado en el calendario del poeta.

Una biografía de Marina

1940 / 48 años

1932 / 40 años


1925 / 33 años


1914 / 22 años


1893 / 1 año


Poeta rusa nacida en Moscú, donde pasó sus primeros años de infancia junto a su longeva hermana Anastasia (1894-1993) y en su casa de verano de Tarusa. Estudia piano y a los 14 años ya se interesa por la poesía de los románticos alemanes y franceses. En 1909 viaja a París donde asiste a lecciones sobre literatura francesa en la Sorbonne y un año después a Dresden. En 1910 publica su primer libro de poemas Album de la tarde y abandona la escuela antes de terminar los estudios. En 1912 contrae matrimonio con Serguiei Efron, hijo de una familia revolucionaria ruso-judía, con el cual tiene tres hijos y se publica su segundo libro La lampara maravillosa, dedicado a su marido. Más tarde publica De dos libros (1913), Poemas de juventud (1915), publicado póstumamente en 1976. En Historia de una dedicatoria (1916) y Poemas de Moscú (1916) describe su mutuo enamoramiento con el también poeta Osip Mandelstam. De 1917 a 1922 escribe seis piezas de teatro y tres libros de poemas Versti II, El campo de los cisnes y Oficio. A partir de 1918 vive separada 5 años de su esposo, los cuales describe en sus diarios Signos terrenales (1919).

En 1922 viaja a Berlín tras conocer que su marido estudia en Praga adónde ha huido tras la derrota del ejército blanco. Publica en esta ciudad Versti I que había escrito 5 años antes, La doncella del zar, Poemas a Blok, El fin de Casanova y el poema Despedida. Ese mismo año comienza su correspondencia con Boris Pasternak, de la que se conservan 19 cartas de ella y 84 de él. En 1923 se instala en Praga y escribe su ciclo de poemas dedicados a Pasternak, Cables y El poeta. De esa misma época son Poema de la montaña (1924), El poema del fin (1924), y sus dramas Borrasca, Fortuna, Una aventura y Fénix. En 1925 vuelve a viajar a París, dónde inicia una correspondencia con Rainer María Rilke y decide quedarse en esa ciudad. Reúne y publica todos sus poemas desde 1922 a 1925 bajo el título Después de Rusia.

En 1933 escribe un ensayo sobre Mayakovski y Pasternak, Epos y Lírica en la Rusia de hoy, y varias de sus prosas autobiográficas, Madre y música, Los cuentos de la madre, El diablo, dedicadas a su madre, Las Kirilovnas, a sus temporadas en Tarusa, Inauguración de museo, La corona de laurel y El museo Alejandro III, dedicadas a su padre. Escribe sobre Alexander Pushkin, Mi Pushkin (1937) y Pushkin y Pugachov (1937). En octubre de ese mismo año tiene noticia de la implicación de su marido en el asesinato de un ex-militar ruso y del hijo de Trotski. Sufre un registro domiciliario y un interrogatorio por la policía francesa. Un año después se traslada a vivir a un hotel donde escribe Poemas a los checos, con motivo de la ocupación por los nazis. En 1939 vuelve a la URSS. Su hermana Anastasia está en un campo de trabajo, su marido y su hija viven bajo vigilancia cerca de Moscú, dos meses más tarde serán detenidos. Marina vive de traducciones y del apoyo de algunos amigos como Anna Akhmatova y Boris Pasternak. En 1941 en plena invasión nazi y después de que su marido fuera fusilado y su hijo enviado a trabajar en un campo de minas, Marina Tsivietaieva es evacuada a Yelabuga, donde el 31 de agosto se suicida ahorcándose. Su poesía no concede al lector respiro alguno, su escritura no admite presuposiciones, ante un objeto artístico basado siempre en la realidad, pero que no deja en pie la más mínima creencia en la aceptabilidad de este mundo. Su ruptura, tanto por su visión como por su estilo, es algo único en la poesía rusa hasta hoy.

Paul Celan








SALMO


Ya nadie nos moldea con tierra y con arcilla,
ya nadie con su hálito despierta nuestro polvo.
Nadie.

Alabado seas, Nadie.
Queremos por tu amor
florecer
contra
ti.

Una nada
fuimos, somos, seremos,
floreciendo:
rosa de
nada, de nadie.

Con
el pistilo almalúcido,
cielo desierto el estambre,
la corola roja
de la palabra purpúrea que cantamos
sobre, o sobre
la espina.

La traducción


aquí la traducción que utilizaremos: Schlegel la hizo: allí en Alemania: hace un par de siglos.

Boris a Marina / Marina a Boris



De Pasternak a Tsvetaeva

5 de octubre de 1934

Tengo el placer de decirte que trabajo en condiciones imposibles, en las cuales otro se entregaría a la bebida y enloquecería. Digo esto no para ponerme en tu mismo nivel: gano bastante y esto, en comparación contigo, me cierra la boca. Mantengo a todos los míos. Para comer, no nos falta nada, pero un departamento normal, decente, no lo tendré nunca.

Todos se sorprenden y hasta se irritan porque voy de paseo vestido como un miserable, pero no como uno que se dejó estar, sino como alguien que jamás le prestó atención a la ropa. Lo que me perjudica desde el punto de vista práctico. Aquí se ha elaborado un estilo necesario para prosperar, un lenguaje mudo que garantiza el éxito a quien lo usa, y si lo rechazas, se venga de ese rechazo. Uno no se puede limitar a lo necesario, es preciso pedir el doble: entonces te dan cuatro veces lo que pediste. Es preciso amar la radio, los gramófonos, las máquinas de escribir, los armarios americanos, los espectáculos de variedad. Hay que entenderlo.

Pero yo no tengo elección. Las circunstancias me justifican. Probablemente soy un tímido: un ambiente extraño me parece siempre mejor y superior respecto de mí (aun cuando con la razón lo desprecie, físicamente me pierdo en él). Esa es la razón por la que en las fotografías aparezco siempre con el aspecto de un idiota trastornado.


De Tsvetaeva a Pasternak

Julio de 1935

He defendido el derecho del hombre al aislamiento, no en un cuarto, por su trabajo de escritor, sino en el mundo, y no cedo en esta posición. Se me dijo: las masas, yo digo: los solteros que sufren. Si las masas tienen el derecho de autoafirmarse, ¿por qué el soltero no debería tenerlo? Tengo el derecho, ya que dispongo de una sola y breve vida, de no saber qué son los kolchoz, así como los kolchoz no saben quién soy yo. Si se quiere la igualdad, que sea. A mí me interesa todo lo que le interesaba a Pascal, y no me interesa todo aquello que no le interesaba. No tengo la culpa si soy tan franca. No me costaría nada responder, a la pregunta "¿Le interesa el futuro del pueblo?", "Oh, sí". Pero yo respondí: no, porque sinceramente no me interesa ningún futuro, que para mí es un lugar vacío (¡y amenazante!).

Siento vergüenza de defender delante de ti el derecho del hombre a la soledad porque todos aquellos que cuentan han sido solitarios, y yo entre ellos soy la menor. También yo he tenido sentimientos civiles, es decir, heroicos, el sentimiento del héroe, es decir, del fin trágico. No es mi culpa si no soporto el idilio, hacia el cual todo se mueve. Cantar los kolchoz y las fábricas es lo mismo que cantar el amor feliz. No puedo.

* * *
Marzo de 1936

No entiendes nada, Boris (¡Oh, liana que has olvidado el Africa!): eres Orfeo devorado por las fieras; te devorarán, ellas. Ahora te aman todos porque no están Majakovski ni Esenin, tú ocupas un lugar ajeno. Siempre se necesita alguien a quien amar. Pero, ya amándote, ellos se ponen manos a la obra (te despedazan, te recortan a su imagen y semejanza). Las masas no pueden amarte así como tú no puedes amar a las masas porque para ti son el simún o la cosecha, un desastre natural o una obra de bien, o bien ciento sesenta millones de individuos, cada uno de los cuales es una variedad, pero dotada de alma, lo que no constituye una masa.

Para ser honesta, ¿cómo puede la masa ser juez (de tus versos y de ti)? Tú dirás que un país entero constituye una unidad. De acuerdo. Pero en cuanto se manifiesta individualmente, a través de los individuos, es decir, a través de ti o de mí. Yo soy tu juez y nadie más. Juez de tus versos, Boris, es tu conciencia.

Marina Tsvietaieva

Literatura rusa
Entre el temor prudente y la rebeldía

El epistolario entre Boris Pasternak, autor de El doctor Zhivago, y Marina Tsvetaeva, la gran poeta rusa, revela una curiosa relación. Ella fue la conciencia moral del escritor y también su musa.

Nadie quizá de modo más significativo que Pasternak recorrió todo el calvario de la literatura rusa durante la era soviética dando pruebas no sólo de su fuerza, sino también de su debilidad, con flaquezas ante la situación histórica antes de un martirio final que fue para él también una apoteosis. Su trayectoria no fue heroica, pero sí límpida en una realidad opresiva que llevó a algunos a una ciega sumisión, mientras que en otros provocó una intrépida resistencia, la negativa a aceptarla y a justificarla.

Más allá de las obras en verso y en prosa, el epistolario de Pasternak abre espacios de visión sobre su vida y su época, como lo muestran dos volúmenes que acaban de aparecer en Moscú y que reúnen sus cartas a los padres y a otros parientes, emigrados a Occidente, y su correspondencia con la poeta Marina Tsvetaeva, a la que Josef Brodski consideraba "la primera poeta del siglo XX" y, en todo caso, la voz más extrema del siglo pasado. En verdad, la primera colección de cartas ya era conocida en el círculo de estudiosos de la obra de Pasternak porque fue editada por los Slavic Stanford Studies y, ahora que alcanza una circulación más amplia, su relectura permite redescubrimientos interesantes, como una carta de 1926, en la que Pasternak, que se sentía ruso cristiano ortodoxo, se queja de su condición de judío: "Un inconveniente bastante serio es haber nacido judío [...]. Tanto valía venir al mundo en la época de los macabeos y aprender la lengua de los camellos y de las palmas y no ?en el corazón de un bosque ruso de abedules´". O, como en una carta de 1933 a los padres, donde, ante el ascenso de Hitler en Alemania y lo que observaba en su patria, comenta, abandonando un poco la cautela dictada por la censura: "Son el ala derecha y el ala izquierda de una única noche materialista".

La correspondencia entre Boris Pasternak y Marina Tsvetaeva es muy rica en novedades, una verdadera novela epistolar, cuya parte central involucra a un tercer personaje, Rainer Maria Rilke, adorado por ambos y ligado a los dos poetas rusos por un río de sentimientos, entre los cuales estaba su amor por Rusia, "tierra limítrofe de Dios", meta de su inolvidable peregrinaje juvenil. Lo que resulta de un intercambio de cartas que va de 1922 a 1936 es una sucesión de acontecimientos de una extraordinaria intensidad. La protagonista de esos hechos es la fuerte Marina. El temple de Rilke (muerto de leucemia en 1926) es demasiado etéreo para esas peripecias y demasiado blanda la "bondad" de Pasternak, hacia la cual Tsevetaeva tendría palabras de amarga dureza en una de sus últimas cartas, en la que denuncia la egoísta elusividad del escritor ruso. Durante esos años, Marina vivió pobremente en Europa occidental, en exilio voluntario, al lado de un marido, como ella, "contrarrevolucionario", pero que después se convirtió en agente de los servicios secretos soviéticos. Con él se repatrió en 1939, dos años antes de suicidarse.

En el magma lingüístico de su prosa, donde resuena el grito de sus versos densos y ardientes como lava, Marina vuelca una energía amorosa ubicua y arrolladora en un vínculo erótico imaginario con los dos ídolos de su alma, Pasternak y Rilke. "La fidelidad como constancia de la pasión me es incomprensible, extraña", decía Marina, capaz de varios amores, pero auténtica en su entrega completa a Rilke, a Pasternak y al marido, Serguei Efron, al que siguió resignada a una patria que ya no era la suya ni siquiera de nombre.

A Rilke, al que nunca conoció personalmente, Marina le podía escribir palabras como éstas: "Rainer, quiero encontrarme contigo [...], quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir [...] Simplemente dormir. Y nada más. No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más. No, algo más: aun en el sueño más profundo, saber que eres tú. Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo". En el sueño, y no sólo en la realidad, Marina vivía sus exaltaciones amorosas.

La relación con Pasternak, más larga y directa, fue también más compleja, porque el matrimonio de Boris la convenció de que, aunque predestinados espiritualmente el uno para el otro, la vida privada, además de la pública, los dividía de modo inexorable y fatal. El encuentro de ambos (el "no encuentro", como ella lo llamó) que se produjo en París, en 1935, marcó un límite, más allá del cual la novela epistolar no podía continuar. Pero en sus destinos y en sus poesías, la influencia recíproca fue duradera y en el caso de Pasternak, persistió después de la muerte de Marina, ya que la presencia de ésta en El doctor Zhivago está viva. Más allá de cualquier identificación de un modelo para el personaje de Lara, como Olga Ivinskaja, el último amor de Pasternak, esa presencia es el espíritu rebelde y tempestuoso de Tsvetaeva, que flota en numerosas páginas de la novela.

Marina le había declarado a Pasternak que jamás volvería a Rusia, convertida en la URSS ("simplemente porque ese país no existe. No sabría adónde volver. No puedo volver a una sigla, cuyo sentido no entiendo"). El mismo Pasternak en una carta de 1927 la alertaba sobre una realidad policíaca fundada sobre la delación: "¿Pero sabes qué es hoy Rusia? Oh, naturalmente, más que antes existe la constante posibilidad de encontrarse sentado a una misma mesa con un informante de la policía política, que te arroja encima la sombra de una eterna infamia para hacer pasar tu fervorosa, gran lealtad por traición".

A esa Rusia, que ya no lo era, Marina, más tarde, sería impulsada a volver en un acto de desesperada abnegación, pero, entre tanto, en los últimos tiempos de la correspondencia con Pasternak, es ella la clarividente que advertía las debilidades del escritor, la que luchaba para que él fuera cada vez más fiel a sí mismo, quien en la última carta (de marzo de 1936) le enseñaba cómo ser independiente, cómo resistir a las extorsiones ideológicas (Pasternak había sido acusado por los críticos comunistas de ser extraño a las masas), y le predijo la desventura que lo esperaba. La carta, a esa altura demasiado peligrosa, no recibió ninguna respuesta. Fue el fin de la "novela epistolar" y el presentimiento del fin de sus protagonistas. Marina, a la que Pasternak había llamado "una fuerza universal" y que lo había llevado a definir el encuentro con ella como "una felicidad de una simplicidad extrema", resultó vencedora en esa confrontación. Pero Pasternak, con El doctor Zhivago, la proseguiría llevado por la intrepidez del espíritu.

Por Vittorio Strada
Corriere della Sera

R&J

las iniciales de Romeo y Julieta: la obra con la que trabajaremos en Lucerna a partir del 14 de noviembre de 2005. El estreno esta previsto para el día 13 de enero. Este es el espacio.